Huesca, conocida como Huesqueta por los oriundos, es una coqueta pero monumental capital del norte de la península ibérica; que por su situación geográfica es considerada como la puerta de los Pirineos. Es por tanto, un lugar adecuado para establecer como base de operaciones para todo aquel que se considere amigo de la montaña, del senderismo o de los deportes de invierno.
Patrimonio histórico artístico de Huesca
Es una ciudad cómoda para recorrer a pie, con un rico patrimonio que incluye restos romanos; edificios de estilo románico, como la iglesia y claustro de San Pedro el Viejo; un ayuntamiento de estilo renacentista aragonés del siglo XVI; o templos de corte barroco, como la Basílica de San Lorenzo o la Catedral de Santa María, que siendo en su mayor parte de estilo barroco tiene una interesante portada gótica.
Caminando sus calles más céntricas, se respiran ciertos aires bohemios y modernistas. De hecho, de entre sus monumentos más interesantes, destaca el edificio del Círculo Oscense (que fuera fundado como club social de ideología liberal en 1877); conocido en la actualidad como el Casino, es una de las muestras más importantes del Modernismo en Huesca. De diseño vanguardista y polivalente, con una hermosa puerta arabesca, alberga reseñables esculturas, vidrieras o tapices en su interior.
¿Qué más se puede ver en Huesca?
Uno de esos paseos te puede llevar hasta el precioso Parque Miguel Servet, que es el pulmón de la ciudad; en el que puedes encontrar Las Pajaritas, una obra escultórica de Ramón Acín que se ha convertido en uno de los símbolos de Huesca. Además, una rosaleda, gran variedad de plantas y arboles, desde magnolias a platanos; y numerosos estanques con patitos y demás fauna típica. Para los niños puede resultar mágico por sus zonas de juego y por la Casita de Blancanieves, una reproducción de la morada de los siete enanitos de la película de Disney.
Sus habitantes son gente hospitalaria y culturalmente inquieta. En los últimos años, Huesca se ha convertido en una ciudad de congresos. Y cuenta con varios museos, entre los que cabe destacar el CDAN. Diseñado por Moneo, está dedicado a las relaciones entre arte contemporáneo, naturaleza y paisaje; y aloja la colección de obras de arte del pintor José Beulas.
¿Qué hacer en Huesca en otoño?
Otoño es una buena época para hacer un primer acercamiento a la zona, y no sólo por probar los exquisitos dulces típicos que se elaboran por la festividad de Todos los Santos (huesos de santo, buñuelos de viento y panecillos de mazapán); sobretodo, por echar un vistazo de paso al Festival Periferias, que en 2017 celebra su edición 18.0, entre el 17 y el 29 de octubre. Se trata de un festival multidisciplinario pero temático; de manera que toda la programación se desarrolla en torno al tema elegido cada año (esta vez, «Palabras»), lo que le convierte en un festival único en España.
Son muchas las excursiones por la provincia que pueden tener su punto de partida en la capital oscense. Para aquellos que dispongan de un vehículo, que busquen una primera toma de contacto y hacerse una idea de lo que uno se puede encontrar por allí, son recomendables dos itinerarios; una ruta hasta Jaca y un paseo por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido:
DE HUESCA A JACA, LA CAPITAL DEL PIRINEO
Este itinerario cuenta con tres altos en el camino antes de llegar a Jaca:
1. El Castillo Abadía de Loarre
Desde sus murallas se divisa toda la llanura de la comarca de la Hoya de Huesca. Construido en el s. XI, Monumento Nacional desde 1906, y escenario para la película El Reino de los Cielos de Ridley Scott, está considerado como la fortaleza románica mejor conservada de Europa.
2. Los Mallos de Riglos
Son unas espectaculares formaciones geológicas cuyas paredes verticales alcanzan los 275 metros de altura; adoradas por los amantes de la escalada.
3. Monasterio de San Juan de la Peña
Situado en Santa Cruz de la Serós, forma parte del camino aragonés del Camino de Santiago. Gozó de mucha relevancia durante la Edad Media, por lo que allí fueron enterrados unos cuantos reyes de Aragón. Su enclave es pintoresco y llamativo, en una cueva bajo una gran peña; como escribiera Unamuno:
La boca de un mundo de peñascos espirituales revestidos de un bosque de leyenda.
Jaca
Jaca, con dos mil años de historia a las espaldas, es hoy en día el destino más turístico de la provincia de Huesca. Sin duda, es un buen lugar para disfrutar del románico, con la Catedral de San Pedro, del S. XI, como máximo exponente; y es digna la visita a la Ciudadela, una fortaleza pentagonal del S. XVI. Pero también, por su Pista de Hielo, su renovada red de servicios e infraestructuras, y su cercanía con las estaciones de esquí de Candanchú, Astún y Aramón Formigal-Panticosa, se ha colocado como un sitio idóneo para la práctica de deportes de aventura, de montaña y de invierno. No en vano, por ello es considerada por los lugareños como la capital del Pirineo.
PARQUE NACIONAL DE ORDESA Y MONTE PERDIDO
Varias son las rutas que permiten adentrarse en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido; que fue el segundo de España (se creó en 1918), y es Reserva de la Biosfera desde 1997 y Patrimonio de la Humanidad desde 1997. Una de ellas, la de la Cascada de Soaso o Cola de Caballo, es fácil y corta; por lo que se puede considerar para todos los públicos y una manera sencilla para iniciarse en el senderismo.
Para llegar a ella, hay que dirigirse a Sabiñánigo por la N-330, y desde ahí existen dos posibilidades, por Biescas o por Broto. Las dos son recomendables, por lo que se puede tomar una a la ida y la otra a la vuelta; pues en sus sinuosos recorridos se pueden hacer paradas en los muchos miradores con excelentes vistas que a un lado de la carretera vamos encontrando.
Ambos caminos nos llevan hasta Torla-Ordesa, un bonito pueblo a los pies de las montañas que acoge una amplia oferta en restauración y alojamiento, desde hoteles hasta campings; así como diversas opciones de ocio de multiaventura, desde rafting hasta barranquismo. Y una vez pasado Torla-Ordesa, merece la pena desviarse un poco a la izquierda para conocer el puente románico de San Nicolás de Bujaruelo en el río Arla.
Ruta a la Cola de Caballo
Desde el puente también se pueden hacer unas cuantas rutas de senderismo, pero no es lo que nos ocupa ahora. Así que, retrocedemos unos kilómetros, y retomamos la carretera que sube hasta la Pradera de Ordesa; en cuyo enorme parking comienza, entre otras más complicadas, la Ruta Cola de Caballo. En verano el paseo empieza antes, pues se limita el acceso a vehículos particulares por la gran afluencia de público; aunque siempre queda la opción de coger un autobús en el pueblo.
La ruta en sí, bien señalizada (incluida una estimación de tiempos), remonta el Río Arazas hasta la espectacular cascada, introduciéndose en un valle entre imponentes montañas. Una frondosa vegetación, abetos y hayas, acompañan a lo largo de 9 kilómetros (y otros tantos de vuelta); con unos 600 metros de un desnivel sólo apreciable hacia el final.
Durante el recorrido se pueden contemplar varias otras cascadas, como el impresionante salto de agua de Arripas, o las de la Cueva y del Estrecho; rincones perfectos para hacer pequeños descansos antes de la última subida. Esta es la única parte que conlleva dificultad, pero merece la pena por ver Las Gradas de Soaso, una sucesión de saltos y cascadas rodeadas de flores y pasto. Y poco antes de llegar a la Cola de Caballo, a unos 1800 metros de altitud se encuentra una explanada desde la que se puede admirar, entre otras, la cumbre del Monte Perdido; que junto al Valle de Ordesa dan nombre al Parque.
*Artículos destacados de Luna Azul.
*Suscríbete a la Newsletter de Luna Azul y recibirás antes que nadie todos los artículos de nuestros tres blogs.
*Y disfrutarás de muchos más contenidos en nuestras redes sociales.
Nuestras páginas de Facebook:
facebook.com/lunaazul.org
facebook.com/artelarana
facebook.com/arzucomunicacion
Nuestras cuentas de Twitter:
twitter.com/LunaAzul_org
twitter.com/artelarana
twitter.com/arzuCom_LA
Nuestros canales de Telegram:
telegram.me/luna_azul
telegram.me/artelarana
telegram.me/arzuComunicacion
Sé el primero en comentar en «Huesca, la puerta de los Pirineos»