La Permacultura es una filosofía conceptual libre de ideologías, pacífica, humanista y holística; que busca una respuesta positiva, global y racional a la crisis social y medioambiental que vivimos. Se basa en la observación meticulosa y reflexiva de la naturaleza como referente; en el equilibrio entre libertad y responsabilidad; y en la fusión creativa de conocimientos, de todas las épocas, de todas las culturas, con nuevas tecnologías que sean de utilidad en la creación de innovadoras estrategias de diseño de sistemas agropecuarios y forestales integrados, y de hábitats humanos perdurables.
Introducción a la Permacultura
Originalmente, la palabra Permacultura hacía referencia a la agricultura de carácter sostenible de manera indefinida. De hecho, proviene del término inglés Permaculture, que es una contracción de A Permanent Agriculture, subtítulo del libro Cultivos de Árboles: Una agricultura permanente (1929), de Joseph Russell Smith; acuñada en los 70 por dos ecologistas australianos, el profesor Bill Mollison y su alumno David Holmgren.
Hoy en día, la Permacultura debe ser comprendida como un sistema de principios éticos y ecológicos que integra, además de a la agricultura, a la enseñanza, a la salud, a la economía, a la política, a la arquitectura, a la gestión y consumo de recursos; y a la sociedad en general, entendiendo al mundo como un todo interrelacionado.
Una respuesta positiva
La Permacultura, coetánea a otros movimientos ecologistas, nace como respuesta a la destrucción masiva de la llamada Revolución Verde. En los años 50 cambió radicalmente la manera de trabajar en el medio agrícola; ya que se produjo una emigración masiva a las ciudades y el campo fue el destino de la reutilización de maquinarias y vehículos que se habían creado para la II Guerra Mundial. Se extendió el uso de tractores o avionetas para fumigar, y se implantaron los monocultivos con semillas híbridas; a causa de la entonces necesaria búsqueda de prosperidad y de abundancia de alimentos.
Con el paso de las dos siguientes décadas llegaron los inconvenientes, pues los monocultivos originaron monoplagas, y las monoplagas fueron combatidas con peligrosos insecticidas como el DDT; entrando en un círculo vicioso en el que la contaminación dispersa infectó al aire, al agua y al suelo. Desde entonces, las gigantescas corporaciones agroindustriales no cultivan para alimentar, sino para maximizar sus beneficios; con nefastas consecuencias para el planeta y los seres que lo habitamos.
El objetivo de la Permacultura es diseñar asentamientos prácticos y sustentables, con el fin de crear una cultura de paz, que se pueda transmitir a las generaciones futuras; donde los humanos seamos capaces de integrarnos armónicamente y cubrir nuestras necesidades básicas sin destruir la biodiversidad de la que dependemos directamente.
«Vivimos en un planeta en crisis, a menudo las personas se sienten incapaces de hacer cambios. La Permacultura ofrece soluciones positivas a los problemas mundiales; usando la ecología como base para estudiar, diseñar y realizar sistemas perdurables, funcionales, sostenibles e integrados que sustenten los asentamientos humanos y ecosistemas naturales. La Permacultura cubre la producción de alimentos, la vivienda, la tecnología, el desarrollo comunitario y los sistemas legales y financieros para realizar estos objetivos».
Bill Mollison, padre de la Permacultura.
Los fundamentos básicos de la Permacultura
Holmgren, en su libro Permacultura: Principios y senderos más allá de la sustentabilidad, ideó una ética de la Permacultura que está basada en tres fundamentos:
1. Cuidado de la Tierra
La conservación del suelo fértil, de la biodiversidad, de la atmósfera y del agua es una necesaria tarea de la que todos debemos responsabilizarnos. Sin un planeta sano, los seres humanos no podemos prosperar; por lo que resulta vital hacer un uso cuidadoso y responsable de los recursos, así como llevar a cabo actividades de conservación y rehabilitación. El valor de todos y cada uno de los elementos de la naturaleza va más allá del económino o funcional.
2. Cuidado de la gente
Todas la personas deben tener derecho y acceso a los recursos y conocimientos necesarios para su existencia; así como a decidir sobre su propia vida, encontrando el equilibrio entre las necesidades individuales y las comunes. El cuidado de la gente empieza en uno mismo, que es lo que se conoce en el argot permacultural como «zona 0 0»; ya que, para tener la capacidad de contribuir con el bien común uno debe hacer una buena gestión de su propia salud física y mental. Y se expande en círculos crecientes que incluyen a los familiares, a los vecinos y a la comunidad; teniendo en cuenta las necesidades básicas de alimento, abrigo, educación y cultura, empleo satisfactorio y contacto humano.
3. Redistribución justa y equitativa de los excedentes
Nadie debe tomar más de lo que necesita sin antes haber reinvertido el superávit de nuevo en el sistema, con el fin de garantizar la cooperación en una buena consecución de los dos primeros principios éticos; aceptando las limitaciones de la naturaleza ante el exceso de población, huyendo así del antropocentrismo y del consumismo dominantes en la actualidad.
«El mayor cambio que debemos hacer es desde el consumo hasta la producción, aunque sea a pequeña escala, en nuestros jardines. Si sólo el 10% de nosotros hacer esto, es suficiente para todos. De ahí la futilidad de los revolucionarios que no tienen jardines, que dependen del mismo sistema que atacan, y que producen palabras y balas, no alimento ni refugio».
Bill Mollison.
Diseño permacultural
El diseño de sistemas sostenibles y perdurables busca una integración óptima de la ecología, la economía y la organización social; desde la coordinación respetuosa de la vida de seres humanos, animales y plantas, cubriendo adecuadamente las necesidades de todos ellos. Y esos diseños son muy adaptables, a todas y a cada una de las circustancias, tanto al medio rural como al urbano; así como a diferentes tipos de clima. Allí donde se encuentra el Ser Humano, sin ser necesario disponer de un trozo de tierra, se puede aplicar la Permacultura; por ejemplo, ahorrando energía, mejorando nuestra alimentación, adquiriendo más conocimientos sobre la autogestión de la salud o intentando tener una visión menos cortoplacista de nuestros objetivos.
Cinco pasos a seguir en el proceso de diseño
- Reconocimiento.
- Evaluación.
- Planificación.
- Implantación.
- Mantenimiento.
Los principios de diseño de la Permacultura
Partiendo de los tres fundamentos éticos, el mismo Holmgren definió 12 principios de diseño que son la base conceptual de la Permacultura:
- Observar y aprender de la naturaleza e interactuar con ella en busca de soluciones que se ajusten a nuestra particularidad.
- Para permitir el desarrollo sostenible de las generaciones futuras, dejar de degradar el entorno y de derrochar energía de fuentes no renovables; así como idear un sistema de producción y de almacenamiento de recursos.
- Obtener un rendimiento de esos sistemas garantizando la supervivencia de la comunidad sin hipotecar su futuro.
- Comprender cómo funcionan las retroalimentaciones en la naturaleza (bosques, lagos, océanos…), y diseñar sistemas que se autorregulen; consiguiendo así el máximo rendimiento con la mínima interferencia.
- Usar y valorar los servicios y recursos renovables, reduciendo nuestro comportamiento consumista y nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
- Encontrar el valor a cada recurso disponible y a su posible reutilización, dejando así de producir residuos.
- Detectar patrones al observar la naturaleza que podamos utilizar como eje de nuestros diseños.
- Integrar y establecer relaciones de cooperación entre los componentes individuales para mejorar y fortalecer al conjunto.
- Usar soluciones lentas y pequeñas, más fáciles de mantener al hacer mejor uso de los recursos locales, puesto que producen resultados más duraderos.
- Usar y valorar la diversidad, ya que reduce la vulnerabilidad ante posibles amenazas; las principales funciones de confortabilidad siempre deben estar cubiertas por más de un elemento.
- Buscar los bordes entre la tierra, el agua y el aire, que es donde se encuentran las mejores condiciones para el desarrollo de la vida. Responder creativamente a los cambios inevitables, observando con atención e interviniendo en el momento oportuno.
Elementos a tener en cuenta en un diseño agrícola
Zonas
Para llevar a cabo un buen diseño permacultural, es necesaria una buena planificación zonal de los elementos; convenientemente, en circulos concéntricos. De esta manera, nos situaríamos a nosotros en el centro; como ya se ha comentado, en la zona 0 0. Y a partir de ahí, desarrollaríamos primero el área más cercana y, una vez esté bajo control, localizaríamos a los demás elementos en los siguientes circulos; alejándolos del centro en función de la frecuencia con la que se necesite trabajar en ellos, para evitar desperdiciar tiempo, esfuerzo o energía:
Zona 0
En esta, estableceríamos nuestro hogar o centro de actividad bioclimatizado; con nuestra calefacción y cocina de leña o solar, nuestro taller, nuestra biblioteca o nuestra conexión a internet. Para causar el menor impacto ambiental, y en la medida que se pueda, la construcción debe hacerse a base de materiales naturales y de origen local, o reciclados.
Zona 1
Cerca de la casa situaríamos los servicios de abastecimiento de agua, como pozos, aljibes o albercas, y de energía, como la leñera, los paneles fotovoltaicos o molinillos de viento; y las áreas que se deben visitar cada día, como el huerto y la zona de compostaje, el invernadero y los semilleros o el gallinero.
Zona 2
Esta sería la zona donde colococar árboles con mayor necesidad de cuidados, como los frutales y variedades injertadas; y también el almacén de alimentos o granero, y los estanques y sistemas de regadío por goteo.
Zona 3
Aquí, los cultivos que menos cuidados necesiten, como las patatas o los cereales.
Zona 4
Finalmente, en la zona más alejada de la casa ubicaríamos las áreas que necesiten menos visitas; como los árboles de secano, productores de leña y forraje, o las zonas de pasto.
Zona 5
Es la zona silvestre, fuera de nuestro diseño, donde observaremos y aprenderemos.
Obviamente, estas zonas son teóricas, la realidad del terreno puede llevar a que se solapen o se intercambien; o que la zona 1 no forme parte de un anillo concentrico, sino de un camino frecuentado entre unas zonas y otras. Y variarán si trabajamos con más de un centro de actividad, como la casa y un establo; por lo que deberemos adaptar nuestro diseño a las diferentes circustancias.
Sectores
Otra cosa que se debe de tener muy en cuenta a la hora de diseñar son los sectores; que son aquellas energías, animales e incluso personas que atraviesan nuestro sistema, por decirlo de alguna manera, sin pedir permiso. Así, adecuaremos nuestro diseño al recorrido del sol, valorando los campos electromagnéticos y la dirección del viento; aprovecharemos el agua de la lluvia, de los cauces de arroyos cercanos o de corrientes subterráneas; tomaremos medidas preventivas ante posibles incendios; e intentaremos reducir los diferentes tipos de polución.
Como ejemplos, para mantener nuestro hogar más cálido en invierno de manera natural, podemos plantar árboles de hoja perenne al noroeste para proteger del viento; y de hoja caduca al sureste para dejar entrar al sol. Para prevenir incendios en verano, se pueden situar estanques y vegetación que retenga agua en las zonas por las que llegue el aire caliente. Y en zonas ligeramente sombreadas, al abrigo del viento dominante, se pueden localizar las zonas para el compostaje.
También, podemos plantar especies arboreas de crecimiento rápido que bien atraigan a polinizadores, bien sirvan de alimento a ganado; o enredaderas que fijen nitrógeno alrededor de los depósitos de agua para mantenerla fresca. Además, canalizar las aguas residuales procedentes de la vivienda hacia los citados estanques, donde plantas anfibias macrofitas las depuren de manera natural para su reutilización en el riego de un posible bosque comestible; y que sirvan para atraer a diferentes tipos de animales como ranas o libélulas que ayudan a combatir plagas de insectos perjudiciales. E incluso podemos construir inodoros de humus para, ahorrando agua y energía, producir abono natural; o fabricar cocinas, hornos o deshidratadoras de alimentos que funcionen con energía solar.
Bosques comestibles multiestratificados
Son los sistemas agronómicos que menos cuidados demandan y que más aportan. A la hora de diseñarlos, conviene imitar a los bosques naturales y tener en cuenta sus diferentes estratos. Como cada especie de árboles y plantas crece a diferente altura, tanto en su parte aérea como en la radicular, se pueden acumular gran cantidad y variedad en una zona relativamente pequeña; ubicándolas, aprovechando al máximo el espacio y sacando el máximo rendimiento al generar relaciones simbióticas entre ellas, a diferentes niveles:
- 1. Nivel alto o dosel arboreo (los árboles más altos).
- 2. Nivel medio o sotobosque (frutales de entre 5 y 10 metros de altura, que crecen bajo los árboles altos).
- 3. Nivel arbustivo (aquellos que fijan nitrógeno, perennes y leñosos, tales como arbustos de bayas).
- 4. Nivel herbáceo (plantas de caracter anual de no más de dos metros, como son muchas medicinales).
- 5. Nivel rastrero (plantas comestibles y condimentarias que cubren densamente el suelo, que ayudan a conservarlo y a disminuir la erosión; y abonos verdes que lo nutren).
Otras capas que se pueden considerar:
- 6. Nivel vertical (enredaderas y trepadoras como las leguminosas).
- 7. Rizosfera (hongos, raíces…).
- 8. Acuáticas (plantas que viven en el agua, especialmente en sus bordes).
- 9. Animales (insectos, lombrices…).
*Artículos destacados de Luna Azul.
Caña Dulce
En la actualidad, la Permacultura está bien establecida a lo largo y ancho del mundo; sin embargo, en España, como tantas otras cosas, no está tan desarrollada. No obstante, existen algunos interesantes ejemplos de su implantación, como es el caso de Permacultura Caña Dulce, en Coín (Málaga); un referente en el ámbito nacional en el diseño permacultural.
A orillas de Río Grande, Matricia Lana y Lucho Iglesias (co-autor del documental Utopía que aquí podéis ver), han convertido en poco más de 15 años un terruño que llevaba mucho tiempo abandonado, cuyos árboles se encontraban en mal estado, en un vergel; aplicando los fundamentos y principios de la Permacultura en su finca y en su modo de vida en general. Allí, se puede contemplar un diseño bien planificado, con diferentes ejemplos de bioconstrucción a base de arcilla, paja o caña; con su huerta sinérgica, sus zonas de compostaje, su bosque de alimentos, sus cocinas o duchas solares, sus baños secos…
En Caña Dulce imparten enriquecedores cursos de introducción a la Permacultura y certificados de diseño con la Academia Inglesa de Permacultura; de bosques comestibles, de Yoga Kundalini o de auto-gestión de la salud a través del Higienismo. En ellos transmiten su profundo conocimiento práctico y teórico en el cuidado de las personas, del entorno y de sus recursos.
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Muy bueno, completo y bien explicado. Y…en Caña Dulce, todo reluce… 🙂 H.
¡Muchas gracias!
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