¡Querido selenita! Si ya has tachado de la lista los Pueblos Blancos y Cádiz capital, la tercera y última zona de la provincia de Cádiz que no debes perderte si no la conoces es la Costa de la Luz. Especialmente, la parte que separa a Conil de la Frontera de la Punta de Tarifa; que es el punto de la península ibérica más cercano a África…
3. COSTA DE LA LUZ
La Costa de la Luz en sí te invita a la pausa y a la contemplación, al sosiego y a la relajación; y a aparcar las tensiones y los agobios de la vida laboral. Allí da la sensación de que el tiempo pasa de otra manera, más despacio; prueba de ello es oír cantar a los gallos a deshoras y también la calma con la que te atienden en chiringuitos o restaurantes.
Pero la Costa de la Luz es también ideal para los amantes del viento que, gracias al choque entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, tienen allí un lugar idóneo para divertirse en el mar practicando surf, windsurf o kitesurf; más aún cuando sopla Levante, que hace menos apetecible tomar el sol en sus largos y anchos arenales, como el de Barbate o el de su pedanía más conocida, Zahara de los Atunes.
BARBATE
La Costa de la Luz es muy famosa entre los usuarios de furgonetas y autocaravanas, no en vano se la conoce popularmente como Cadizfornia; aunque éstas son muy mal recibidas por la Guardia Civil, que aunque la ley permita pernoctar en ellas, siempre que estén bien estacionadas, procuran evitar su presencia por las noches incluso poniendo multas perfectamente recurribles.
No obstante, si no quieres tener problemas con ellos, siempre hay alternativas; por ejemplo, alojarte en alguno de los muchos camping que hay por allí. Uno de ellos, El Camaleón, en la pedanía barbateña de Los Caños de Meca, es perfecto para dormir en la furgoneta; ya que resulta muy apacible y no cuenta como otros con las típicas plazas estrictamente reguladas, muchas veces demasiado pequeñas. Te acomodas libremente entre pinos dentro del Parque Natural de la Breña.
Aunque hace años sus noches eran sinónimo de fiesta y bullicio, desde hace un tiempo, su ambiente nocturno es muy tranquilo. Buen precio, buen servicio y con todas las instalaciones muy limpias y bien acondicionadas. Además, hay una tienda en la que puedes encontrar productos ecológicos y, suficientemente alejado de la zona de acampada, un bar donde cenar y alternar acompañado de buena música.
Desde ahí tienes a tiro de piedra varias playas preciosas; unas más tranquilas que otras, unas de rocas y otras de arena, unas con un ambiente más familiar y otras con una esencia más hippie, incluida la playa nudista. En el extremo opuesto encontrarás el Cabo de Trafalgar, situado también, como Cádiz, en un tómbolo; unido al continente por una duna que ha convertido en intransitable para los coches la carretera que lleva a su conocido faro.
Entre Caños y Zahora, otra de las pedanías de Barbate, se ubica el restaurante Levante Slow Food, en el que puedes degustar varias tapas vegetarianas; Tomate con miel y mostaza, Pisto con berenjenas fritas, Croquetas de quinoa y Calabaza con hummus y alioli, acompañadas de una muy rica ensaladilla vegana. Y si eres amante de la carne, también puedes pedir un buen entrecot de Retinto, que es la vaca colorada autóctona.
VEJER DE LA FRONTERA
Vejer de la Frontera bien podría pertenecer a la Ruta de los Pueblos Blancos si no fuera porque se encuentra a mucha distancia de allí; sin embargo, su belleza no tiene nada que envidiar, por lo que resulta un pueblo muy apetecible para pasear.
Aunque su término municipal también está bañado por el mar, en El Palmar de Vejer, el casco urbano se halla sobre un monte a 8 km. de la costa. Allí puedes visitar varios de los molinos de viento que quedaron en pie tras el terremoto de Lisboa de 1855. También, los restos de su muralla y su castillo, el cual de 7 a 10 de la tarde, a cambio de un donativo, te enseñan unos simpáticos Boy Scouts.
Son célebres sus Tortas vejeriegas, similares a los polvorones, y el Camión, hecho a base de crema pastelera y hojaldre. Si hace calor, en La Toscana puedes consumirlo en forma de helado artesanal.
TARIFA
La Isla de las Palomas, que es donde se encuentra el Faro de Tarifa, es el punto más meridional de la península, a sólo 14 km. de Marruecos; y es frente a ella donde se mezclan las aguas del Atlántico y del Mediterráneo.
El casco urbano se vuelve más bonito si se visita al atardecer, cuando aún hay claridad pero ya están encendidos sus faroles. El ambiente callejero, sus tiendas y bares de tapas son su principal atractivo. Para cenar es muy aconsejable el restaurante Chilimoso, en el que toda su comida es vegetariana, ecológica y casera.
Para bañarte, el extensísimo arenal de Los Lances o la preciosa ensenada de Valdevaqueros; en cuyo parking de caravanas puedes dormir sin problemas. Desde lo alto de la duna adyacente, donde cada día se encargan unos operarios de excavadoras de limpiar la carretera que la cruza, se aprecian unas hermosas vistas.
Tarifa es un municipio de enorme extensión plagado de numerosas pedanías y varias serranías, ocupada en gran parte por el Parque Natural del Estrecho; y si allí hay un paraje bello donde los haya, ese es la Playa de Bolonia.
PLAYA DE BOLONIA
Lo mejor para el final, la Playa de Bolonia es idílica y, posiblemente, el lugar más bonito con el que te vas a topar a lo largo de todo tu viaje; si el paraíso no se le parece poco le faltará.
Tres son sus principales atractivos: la propia playa, grande, tranquila y de arena fina, en la que se encuentra el chiringuito La Cabaña, ideal para tomar variados cocktails mientras escuchas música Soul o Funk; el gigantesco Monumento Natural Duna de Bolonia, desde donde se divisa toda la bahía; y la ciudad romana Baela Claudia, cuya visita considero ineludible.
Entre las ruinas y la playa, con ambas a la vista, puedes comerte una paella de verduras en la terraza del restaurante Bahía de Bolonia; amenizado con música en directo, y de postre una estupenda tarta de zanahoria.
Para dormir en la furgoneta hay un buen sitio, a pocos km. de la playa, donde no tendrás problemas; ya que por allí sí que se ponen un poco tontos. Es en el parking del Hotel San José del Valle, en el cruce de la N-340 con la Ca-8202; eso sí, por cortesía, desayuna al día siguiente en su cafetería. Además, junto al hotel, adentrándote en el Parque Natural, todos los martes a media noche puedes gozar de una Jam Session clandestina muy auténtica; entre árboles, con musicazos, haima, puesto de tartas, baños limpios y un ambiente muy amable. Y realmente muy, muy bien organizada por la Asociación Puertas Abiertas.
Y así se acaba el recorrido por la Costa de la Luz, la última de las tres zonas que creo que no debes perderte de la provincia de Cádiz si nunca has estado allí; tras los Pueblos Blancos y Cádiz capital. Espero que te sirvan mis sugerencias y que disfrutes de tu viaje. Y si quieres una última recomendación, convierte en banda sonora de tu aventura a la música de DouS; te aseguro que te resultará una grata compañía.
¡Nos vemos en los bares!
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